Ni en los olores de los perfumes de Chanel, ni en los viajes en un carruaje lujoso, ni en un manto de martas grises, aparece ante todo una dama. Puedes saber solfeo y canto, salir al mundo y perseguir la moda. Puedes ponerte un velo como chaqueta y, por el bien de un título, casarte con un señor.
¡No! Un espíritu refinado y femenino no está en la manicura, ni en las batas, Él está en los elegantes movimientos de las manos, en el suave movimiento de la cabeza temprano en la mañana. Dama - en andar, y dama - en palabras, dama - en una sonrisa, en modales, en una mirada, En colores muy hermosos y raros, dama - en Madonna, y en las notas de Vivaldi.
Señora, entre las nevadas está la primavera, y entre la tormenta, acariciando el viento, ¡si solo se sienta en la ventana, parece una dama con toda su apariencia! No se apresure a ponerse el anillo Marquis, por desgracia, no cambiará la raza con un anillo. Señora, ella... - ¡Un estado de ánimo! Hasta su tristeza es noble.
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